Fuente y foto: elpais.com

Alrededor de las once de la noche la ministra de cultura, Ángeles González- Sinde, aparecía en la zona VIP del Low Cost Festival, acompañada del alcalde de Benidorm, el socialista Agustín Navarro. Al parecer la ministra está pasando sus vacaciones en Altea y decidió acercarse para asistir a la tercera y última jornada del festival de Benidorm en la que actuaban varios de sus grupos favoritos. En concreto los barceloneses Love Of Lesbian y Standstill y los sevillanos Maga, a los que se perdió por no poder llegar a tiempo.

La presencia de la ministra era la prueba definitiva de que el Low Cost, en su tercera edición, es un festival consolidado. Pero si a nivel de público, (ayer había 15.000 personas, según la organización), recinto, infraestructura y respaldo institucional el éxito es indiscutible, al certamen de Benidorm todavía le queda matizar su propuesta artística para hacerse con el sitio al que aspira en el panorama festivalero español.

Por ejemplo, el del sábado era un cartel errático en lo artístico que, por lo que respecta a los grandes nombres funcionó gracias al comodín de Love Of Lesbian, los Vetusta Morla de Barcelona. La banda que lidera el vocalista Santi Balmes es otro de esos grupos que consiguió el éxito casi por accidente, gracias al boca a boca y a canciones tarareables que han calado en un público diez años más joven que sus intérpretes. Tras una década de carretera sus conciertos, como el de ayer, son efectivos y resultones. Antes, los suecos Mando Diao, habían tirado de la misma fórmula infalible en un festival, tocar sus hits y hacer saltar al respetable. Lo más reseñable de la actuación de los británicos Klaxons es que dedicaron un tema a la fallecida Amy Winehouse. Por fin, Dorian, el grupo elegido para cerrar el festival, es una de las formaciones españolas que más han crecido en directo, pero su último disco está a punto de cumplir dos años y que ya se les ha visto en casi todos los rincones del país en los que es posible tocar.

Esa sensación, la de que todo lo que se vio no estaba mal, pero ya es conocido, también sucedía en el escenario mediano. Maga, los mallorquines L.A. o Standstill llevan ya muchos meses girando con la misma propuesta. Y los suecos Shout Out Louds está bien pero hacía solo dos meses habían pasado por España en una gira de salas. Todos dieron lo mejor de sí y todos sudaron como se debe de sudar en un festival, pero el momento más interesante de la noche ocurrió en el escenario pequeño. Un poco después de que la ministra de cultura apareciera por el recinto, Cápsula, el trío formado por el guitarrista y cantante Martin Guevara y la bajista Coni Duchess, argentinos asentados en Bilbao iniciaron su homenaje al mítico disco de Bowie, Ziggy Stardust, de 1972. Fue el recordatorio de que en el rock no necesariamente lo más grande es lo mejor. Aquella era una fiesta de las que da pena que se acaben

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